Descripción
EL ARTE DEL TRABAJO SOCIAL
(Una iconografía de Óscar Cebolla Bueno)
Ese libro voluminoso, ostentoso, bonito, cuidado, precioso, que dejamos, en un alarde de narcisismo, a la vista, en nuestra biblioteca, para deslumbrar a las visitas.
Nota del Editor (Alejandro R.R Robledillo):
Todo el mundo que me conoce sabe de los sarpullidos que me producen los ensayos, así que cuando Óscar Cebolla me presentó su idea, la de un ensayo sobre nuestra iconografía, mi primera reacción fue, por prescripción de mi dermatólogo, decirle que no. Pero decidí darle una oportunidad. Su obra pictórica, vinculada en gran medida a nuestra profesión, es algo que me ha maravillado desde que lo conocí, y eso se merecía un voto de confianza.
Lo que me encontré me descolocó tanto como me maravilló. Sí, es un ensayo, sin duda, pero es mucho más, es una auténtica obra de arte, ilustrado de una forma que sólo puedo considerarse como maravillosa. Todo ello aderezado con una historia transversal, la suya, a través de sus penosas vivencias como «beneficiario» de los SS, en el que además se permite un lenguaje directo, soez por momentos, que nos libera de esa tortuosa sensación que acompaña a este tipo de literatura.
Sí, es un ensayo, pero es mucho más, pues se permitió ilustrar lo que somos y fuimos con tal gusto que el regocijo que me produjo ojear esas láminas, observar sus ilustraciones, buscar ese trasfondo y brutales críticas que se esconde tras cada una de ellas me convenció de que tenía entre manos algo más que un ensayo al que puede acudir alguna rata de biblioteca universitaria en busca de algún tema con el que completar currículo. Me convenció de que lo que tenía entre manos era esa obra de arte de la que carecíamos, ese libro voluminoso, ostentoso, bonito, cuidado, precioso, que dejamos, en un alarde de narcisismo, a la vista, en nuestra biblioteca, para deslumbrar a las visitas. Pues sí, carecemos (o mejor dicho carecíamos) de eso, de alarde, ostentación y orgullo pictórico.
Lo siguiente que sentí fue pánico. ¿Cuanto costaría imprimir algo así, casi 200 páginas a todo color y en tapa dura?. Pues mucho…¡Muchísimo! Diría que incluso demasiado para un proyecto editorial como el mío, que no deja de ser lo que es, yo, en el salón de mi casa, y una habitación donde almaceno libros y cajas de cartón con las que los empaqueto para poder ahorrar algo en sobres.
Pero esto es algo que debe ver la luz tal y como lo imaginó Óscar, con todas sus comas, pues tengo la certeza que si seré recordado por algo, será por esto, por haber ayudado en el parto de esta absoluta maravilla, que espero disfrutéis tanto como yo.
Patricia –
Sin duda, tal y como explica Alejandro este libro es una auténtica obra de arte. No pude dejar de leerlo en ningún momento. El autor no es trabajador social pero, describe con cuidado, amor, cariño, lo que sintió cuando, por desgracia o, depende de como lo mires, por suerte se encontró de frente con esta profesión. Sin duda es algo más que recomendable. A mí, como trabajadora social me fascinó.
Inmaculada –
Altamente recomendable,
El texto, la experiencia, el sentir de como ha sido tratado por las profesionales del trabajo social.
Pone en valor la profesión, la relación de ayuda y la orientación que todas en un momento trágico, personal necesitamos en la vida: «ayuda»
Preciosas las imágenes y la encuadernación.
Gracias